The Art of The Lie es un intento de manifiesto político perpetrado por John Grant que se queda a medio camino en todo, incluso en la crítica política.
John Grant, conocido por su habilidad para fusionar el humor y el dolor, presenta en The Art of The Lie un álbum que mezcla melodías pegajosas con letras a menudo sombrías. En su sexto trabajo en solitario, Grant continúa explorando temas de identidad personal y política, pero la ejecución deja un sabor agridulce.
El álbum abre con "All That School for Nothing", un tema funky con toques de P-funk que presenta una base rítmica pegajosa y sintetizadores vibrantes. Este inicio promete un viaje musical emocionante, pero pronto se enfrenta a sus primeras dificultades. "Marbles", aunque menos deprimente, sigue una línea más introspectiva y poética, con Grant describiéndose a sí mismo con la «pose de una jirafa recién nacida». A pesar de su encanto lírico, la canción se extiende demasiado, perdiendo parte de su impacto emocional en su duración excesiva.
Los momentos más lentos y reflexivos del álbum, como "Daddy" y "Mother and Son", luchan por mantener la atención del oyente. "Daddy", en particular, intenta abordar el dolor de la relación de Grant con su padre, pero la utilización del vocoder y su excesiva duración de siete minutos hacen que la canción pierda foco y se vuelva tediosa. Aunque Grant es conocido por su habilidad para transformar el dolor en arte, aquí parece que la ejecución no logra alcanzar el nivel emocional esperado.
Uno de los aspectos más destacados, al menos por su trasfondo temático, es "Meek AF", una crítica feroz a la derecha religiosa en Estados Unidos. La mezcla de groove electrónico y la voz gruñona de Grant crean una atmósfera intensa que resuena con el descontento social y político, aunque no parece que sea contra el que lleva cuatro años siendo presidente, Joe Biden. Canciones como "Father" y "The Child Catcher" intentan seguir esta línea pero se quedan incluso más cortas en comparación la antecesora, con "Father" siendo especialmente devastadora en su evocación de recuerdos nostálgicos pero sin lograr una conexión emocional duradera.
La influencia de Grace Jones es notable en "It's a Bitch", una pieza de funk sintético que combina una melodía pegajosa con una letra mordaz. Grant muestra su habilidad para el juego de palabras, pero la repetitividad y la simplicidad de la estructura musical disminuyen su impacto a largo plazo.
The Art of The Lie también se aventura en terrenos más experimentales, pero con resultados agridulces. Temas como "The Child Catcher" y "Mother and Son" intentan fusionar sonidos de terror con elementos de synth-pop, logrando una atmósfera única pero a menudo perdiendo cohesión. La producción de Ivor Guest, conocido por su trabajo con Grace Jones, aporta una riqueza sonora, pero en ocasiones se siente desconectada del contenido lírico, creando una experiencia auditiva fragmentada.
El álbum cierra con "Laura Lou" y "Zeitgeist", dos piezas que intentan resumir el viaje emocional de Grant, pero terminan siendo menos impactantes que los temas anteriores. A pesar de sus esfuerzos por innovar y experimentar, The Art of The Lie no logra mantener una coherencia que mantenga al oyente completamente enganchado, lo que unido a un contenido político excesivo y a unas críticas vacías frente al fantasma de la oposición, hacen que The Art of The Lie se convierta en un sketch más que en un manifiesto.
The Art of The Lie es una obra que muestra la destreza de John Grant para abordar temas complejos y personales con su característico estilo mordaz. Sin embargo, la ejecución y la estructura del álbum dejan mucho que desear, resultando en una experiencia que, aunque rica en momentos individuales, falla en mantener una cohesión y una conexión emocional constante. Aunque hay destellos de genialidad, el álbum en su conjunto suena como una oportunidad desaprovechada, como si el odio hubiese nublado el juicio de su talentoso autor.