Harmonics es un entretenido álbum que hará que el verano pase con cierto ritmo por delante de tus ojos. ¡La factoría de Joe Goddard sigue abierta!
Cuando escuché por primera vez el primer single de adelanto de Harmonics de Joe Goddard, no pude evitar sentirme transportada a una de esas fiestas donde cada habitación tiene un ambiente diferente. Este álbum, el tercero en solitario del miembro de Hot Chip, es una mezcla ecléctica de colaboraciones y sonidos que reflejan la vasta experiencia de Goddard en la música electrónica y de baile. Sin embargo, como cualquier fiesta, algunos momentos brillan más que otros, y no todas las mezclas son igual de memorables.
Desde el inicio con "Moments Die", queda claro que Goddard no ha perdido su toque para crear pistas que inviten al movimiento. Barrie aporta una voz etérea que se mezcla a la perfección con los ritmos funk y sintetizadores brillantes. Es una apertura prometedora, casi como el saludo inicial en una fiesta que promete mucho. Pero, ¿mantiene el resto del álbum esta energía?
"Progress", en colaboración con Ibibio Sound Machine, es uno de los momentos más destacados del álbum. La combinación de ritmos afrobeat y electrónica crea un ambiente vibrante y enérgico. Aquí, la sinergia entre los artistas es palpable, casi como si estuvieran en un escenario improvisado, dejándose llevar por la música. Este es el tipo de pista que puede hacer que incluso el más reacio a bailar se levante de su asiento.
Sin embargo, no todo en Harmonics alcanza estas alturas. Canciones como "When Love’s Out of Fashion" con Oranje, aunque llenas de energía, no logran mantener la misma magia. A veces, la producción parece sobrecargada, y la complejidad de los ritmos puede resultar abrumadora en lugar de emocionante. Es como si Goddard estuviera tratando de incluir demasiados elementos a la vez, diluyendo el impacto emocional de la canción.
Harmonics también ofrece momentos de introspección y calma, como "Follow You" y "Out At Night". Estas pistas, donde Goddard toma las riendas vocales, proporcionan un respiro necesario en medio del frenesí rítmico. "Follow You" en particular, con su uso delicado de la electrónica, es un oasis de tranquilidad que destaca por su simplicidad y belleza. Es un recordatorio de que, a veces, menos es más.
Uno de los aspectos más notables del álbum es la capacidad de Goddard para adaptarse a sus colaboradores. "Summon", con Hayden Thorpe, es una prueba de ello. La voz de Thorpe, reminiscent de Anohni, se eleva sobre una base de deep house que parece hecha a medida para él. Es una colaboración que funciona a la perfección, mostrando lo mejor de ambos artistas.
A medida que el álbum avanza hacia su conclusión, temas como "Mountains" y "Ghosts" aportan un cierre satisfactorio, aunque no sin sus altibajos. "Mountains", que reúne a sus compañeros de Hot Chip, Alexis Taylor y Al Doyle, no logra capturar del todo la magia esperada. Por otro lado, "Ghosts", con Tom McFarlane, ofrece una atmósfera más melancólica que, aunque agradable, no alcanza los momentos más memorables del álbum.
El cierre con "Revery", en colaboración con Alabaster DePlume, es una joya que deja una impresión duradera. La inclusión del clarinete de DePlume añade una capa de sofisticación y complejidad que eleva la pista a otro nivel. Es un final que, sin duda, deja al oyente con ganas de más, como una última canción que te acompaña en el camino de vuelta a casa después de una noche memorable.
Harmonics es un álbum que demuestra la habilidad de Joe Goddard para reunir diversos talentos y sonidos bajo un mismo techo. Sin embargo, la vasta gama de estilos y colaboraciones también puede hacer que el álbum se sienta disperso en algunos momentos. Es una fiesta sonora con momentos brillantes, aunque no todos los invitados logran destacar.
Harmonics es un experimento interesante, una exploración de la música electrónica y de baile, con suficientes momentos destacados para mantener el interés, aunque podría beneficiarse de una mayor cohesión. Joe Goddard nos invita a una celebración de la creatividad compartida, aunque a veces, como en cualquier buena fiesta, algunos momentos se pierden en el bullicio.