Declatel se ha descubierto como uno de los proyectos más emocionantes de la escena musical estadounidense. El proyecto de Kevin Hartley suena a grandeza a pesar de su espíritu minimalista.
Salt Lake City es una ciudad que quizás no suene demasiado en el día a día, aunque a buen seguro que es un lugar tan tranquilo como estupendo. Su relación con la música, al menos a nivel internacional, no es muy sonora, siendo probablemente su equipo de baloncesto lo que más ruido haga, porque más allá de los Utah Jazz (por venir de Nueva Orleans), poco ruido nos llega desde la ciudad y el estado de los mormones. Como nota de color, hay un grupo de allí que se conecta directamente con España, concretamente con su historia, que son The Visigoths.
Sin embargo, ahora sí que suena una melodía en Salt Lake City, una melodía de tintes electrónicos que tiene soniquete. Esa melodía es interpretada por Declatel, el proyecto musical de Kevin Hartley. Declatel es pura ambición, porque sus singles están lejos de ser algo sencillo. En ella se mezcla lo electrónico con lo orgánico dando lugar a un estilo que nos sonará al de otros proyectos de mucho renombre.
Radiohead o Son Lux son dos de los proyectos que nos vendrán a la mente cuando escuchamos a Declatel, quien recientemente acaba de estrenar "Western Eyes", un claro ejemplo de estas influencias, donde la emotividad que presenta la voz de Kevin Hartley, que parece zozobrar entre quiebres y murmullos, se entrelaza con un ritmo palpitante que captura el espíritu de las catarsis y de la necesidad de avance hacia nuevos horizontes.
Esta canción que estará incluida en su esperado álbum de debut Where The Pieces Came From, y es de las que deja con ganas de mucho más. El LP, que verá la luz el 18 de mayo promete ofrecer un viaje sonoro en el que se mezclarán experiencias personales con con lo complejo de la naturaleza, dando por resultado una auténtica odisea sonora.
El sonido de Declatel se distingue por una fusión innovadora de rock con matices electrónicos o viceversa, y cuyo origen se remonta ocho años atrás, cuando Kevin Hartley arrancó con el proyecto. El viaje comenzó cuando el músico se sumergió en el desarrollo de un software con un propósito singular: construir un estudio de grabación personalizado. Esta dedicación refleja su compromiso con la autenticidad y nos muestra a un artista con la ambición de que su visión artística no se vea alterada al pasar por el tamiz de otros. Una vez completada esta larga fase, Declatel se sumergió en la creación y grabación de Where The Pieces Came From, una obra que se ha ido forjando a lo largo de cinco años.
El proceso de grabación del álbum pasó por múltiples fases de experimentación y refinamiento con base al viejo método de ensayo y error. Horas y horas de estudio, incontables seguramente, han alumbrado un Where The Pieces Came From inspirado por experiencias personales de traición, dolor y crecimiento. El disco girará en torno a la resiliencia, al autodescubrimiento y al poder sanador de la música, promete emociones fuertes. Cada una de las nueve pistas del álbum ha sido cuidadosamente diseñada para navegar y expresar estas complejidades emocionales, y para ello, Declatel ha contado con la colaboración del ingeniero de mezcla Mikko Gordon.
La experiencia de escribir y grabar en solitario ha sido para Declatel una aventura en la que ha crecido y madurado. El músico ha descrito este largo proceso como la exploración de interminables paisajes sonoros, donde raramente ha sentido la soledad como tal. En cuanto a las letras, Declatel explica que la interacción entre la escritura y la grabación, aunque a veces le ha resultado tediosa, han sido fundamentalmente jornadas de descubrimiento y expresión personal. Melodías y líricas se dan la mano para dotar al trabajo de la necesaria calidez.
Además de su trabajo musical, Declatel ha hecho especial énfasis en la importancia de la dimensión visual en su arte de cara al debut discográfico. Dice Kevin Hartley que la música y las artes visuales son expresiones paralelas que giran en torno a fragmentos de pensamiento, permitiendo a los espectadores y oyentes encontrar un significado a aquello que ven y escuchan.
Por todo ello, Declatel es uno de esos proyectos personalísimos que amenazan con traspasar la frontera de lo interno y calar hondo en la escena. Esta mezcla entre sentimientos, relaciones y la búsqueda de la felicidad expresada de forma teatral y minimalista no es tan común. Declatel promete ser un artista con alma a pesar de la frialdad de los sintetizadores, hay madera en él.
