Phasor de Helado Negro es la enésima demostración de talento de Roberto Carlos Lange, autor de culto dentro de la escena musical alternativa.
En la efervescente y a menudo caótica esfera musical contemporánea, emerge Phasor, el octavo álbum del multiinstrumentista Roberto Carlos Lange, conocido artísticamente como Helado Negro, como un faro de introspección y calma. Este proyecto no solo refleja una continuación de la exploración sonora característica de Lange, sino que además profundiza en la conexión íntima entre la música y la naturaleza, sirviendo de puente hacia un estado de contemplación y serenidad raramente alcanzado en la vorágine diaria.
Desde la concepción de Phasor, es evidente que Lange ha tejido cada pista con un propósito claro: invitar al oyente a un viaje introspectivo, guiado por melodías que evocan tanto la inmensidad del universo como la intimidad de un despertar compartido. Canciones como "I Just Want to Wake Up With You" encapsulan esos momentos fugaces de conexión profunda, donde la simpleza se convierte en un refugio emocional, destilando la esencia de la cotidianidad en notas musicales.
La génesis de Phasor se encuentra en una experiencia singular de Lange con el Sal-Mar, un sintetizador construido en 1969, cuya interacción no solo influyó en la textura sonora del álbum, sino que también inspiró a Lange a adentrarse en reflexiones sobre la interconexión de todos los seres y la propia naturaleza del universo. Estos temas, lejos de sobrecargar el álbum, se entretejen sutilmente a través de las pistas, enriqueciendo la experiencia auditiva sin restarle importancia a la belleza intrínseca de la música.
En "LFO (Lupe Finds Oliveros)", por ejemplo, Lange aborda adversidades y conflictos, pero siempre culminando en un mensaje de autoconocimiento y paz interior. Esta capacidad de transformar la adversidad en algo etéreo y trascendental es una constante en Phasor, donde incluso en sus momentos más sombríos, se vislumbra un hilo de esperanza y comprensión profunda.
La dualidad lingüística presente en el álbum, que fluye sin esfuerzo entre el inglés y el español, no solo refleja la rica herencia cultural de Lange, sino que también añade una dimensión eufónica a Phasor. Este dinamismo lingüístico fortalece la conexión del oyente con las múltiples capas emocionales del álbum, permitiendo que cada pista se sienta tanto personal como universal.
La influencia de figuras como Silver Apples, Ornette Coleman y Scott Walker resuena a lo largo del álbum, no solo en la experimentación sonora, sino también en la audacia con la que Lange aborda la composición musical. Phasor no se conforma con ser un mero conjunto de pistas; aspira a ser un paisaje sonoro que refleje la aura del artista, un espacio donde la música actúa como un medio de exploración y expresión personal.
La producción de Phasor revela un Lange en pleno dominio de su oficio, donde cada textura electrónica, cada corte de folk entrelazado, se siente meticulosamente colocado para construir una experiencia auditiva que es tanto envolvente como íntimamente resonante. Es esta atención al detalle, este respeto por el espacio y el silencio, lo que permite que las ideas más elevadas floten a través de las canciones sin abrumarlas ni desviar su curso.
La trayectoria de Lange, desde su debut en 2009 con Awe Owe hasta la actualidad, ha sido un testimonio de su capacidad para balancear la experimentación con la accesibilidad. Phasor no es la excepción; es un testimonio de la evolución de un artista que, mientras continúa explorando nuevas fronteras musicales, sigue arraigado en las tradiciones que formaron su fundación artística.
La recepción de Phasor va más allá de los elogios críticos; se ha convertido en un punto de encuentro para aquellos que buscan en la música no solo entretenimiento, sino también una forma de conexión más profunda, tanto con ellos mismos como con el mundo que los rodea. Lange, con su enfoque introspectivo y su habilidad para tejer complejidades emocionales en su música, ofrece un refugio en Phasor, un espacio donde la belleza y la contemplación invitan al oyente a detenerse, escuchar y, quizás, encontrar un momento de paz en medio de la turbulencia cotidiana.
En última instancia, Phasor de Helado Negro es una invitación a un viaje introspectivo, un recordatorio de la belleza que reside en la simplicidad y la contemplación. Lange ha logrado crear no solo un álbum, sino un espacio atemporal donde la música se convierte en un puente hacia lo trascendental, demostrando una vez más su indiscutible maestría y su capacidad para tocar las fibras más profundas del alma humana. En Phasor, encontramos no solo una colección de pistas, sino un mosaico de emociones, una celebración de la vida en todas sus facetas, y un recordatorio de que, en ocasiones, la verdadera comprensión surge en la quietud.
