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Crítica: John Cale - POPtical Illusion

La factoría de John Cale sigue en funcionamiento. El legendario músico ha regresado con POPtical Illusion, un álbum que deja buenos momentos.

Íñigo Arista
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14 de junio de 2024
John Cale POPtical Illusion
John Cale
POPtical Illusion
14 de junio de 2024
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John Cale, veterano e innovador del rock, regresa con POPtical Illusion, su segundo álbum en un año, que sigue los pasos de Mercy (2023). Este trabajo muestra un lado más juguetón y optimista del artista, aunque sin perder su característica profundidad crítica y su habilidad para fusionar géneros y texturas musicales. Con una duración de 64 minutos repartidos en 13 canciones, Cale nos presenta una propuesta sonora que, aunque variada y experimental, deja un sabor agridulce, entre otras cosas, por su excesiva duración.

Desde el inicio, POPtical Illusion establece un tono intrigante con "God Made Me Do It (Don't Ask Me Again)". La canción, con sus percusiones digitalizadas y ecos sintéticos, mezcla la voz profunda de Cale con una atmósfera casi hipnótica, creando una introducción cautivadora. A diferencia de Mercy, que se destacó por su tono sombrío y reflexivo, este álbum explora una gama más amplia de emociones y estilos.

Cale, a sus 82 años, demuestra una vitalidad creativa que desmiente su edad. La colaboración con músicos más jóvenes y contemporáneos, como Sylvan Esso y Tei Shi, le ha permitido renovar su sonido sin perder su esencia. "Davies and Wales" es un claro ejemplo de esta renovación, una canción que combina una melodía pegajosa con una letra reflexiva sobre el paso del tiempo y la búsqueda de un futuro mejor. Esta pieza es una oda a la juventud y al optimismo, con una producción que evoca cierta nostalgia pero que se siente fresca y actual.

Sin embargo, no todo en el álbum es luminoso. Temas como "I'm Angry" y "Company Commander" retoman la crítica mordaz de Cale hacia la sociedad actual, cargando contra la degeneración cultural y el caos político. La guitarra y los ritmos industriales en "Company Commander" subrayan la desesperación y el enojo de Cale, mientras que "I'm Angry" combina su voz suavemente droneante con un trasfondo inquietante, creando una pieza tan onírica como perturbadora. Estos temas nos recuerdan que, aunque Cale esté dispuesto a explorar nuevos territorios sonoros, no ha perdido su capacidad para comentar incisivamente sobre los problemas del mundo contemporáneo.

El punto culminante del álbum es "How We See the Light", una reflexión esperanzadora sobre el fin de una relación y las nuevas oportunidades que este trae. Musicalmente, es una de las piezas más fuertes del disco, con un estribillo poderoso y una producción que recuerda a la colaboración de Cale con Brian Eno en Wrong Way Up. La letra, que habla de cerrar capítulos y mirar hacia el futuro, resuena profundamente en un mundo que todavía se recupera de los efectos de la pandemia y los trastornos sociales.

La habilidad de Cale para mezclar sonidos y géneros es evidente a lo largo del álbum. "Shark-Shark", por ejemplo, remite al ruido crudo y a la intensidad de The Velvet Underground, mientras que "Edge of Reason" presenta una producción más contemporánea, con influencias del hip-hop y el art pop. La diversidad estilística del álbum es tanto una fortaleza como una debilidad: mientras que algunos temas destacan por su innovación y energía, otros pueden parecer menos inspirados y algo repetitivos. Esta mezcla de estilos y sonidos puede resultar desconcertante para algunos oyentes, pero también es testimonio de la incansable búsqueda de Cale por nuevas formas de expresión artística.

En canciones como "Funkball the Brewster" y "All to the Good", Cale explora un territorio más experimental, jugando con estructuras y sonidos inusuales que desafían las expectativas del oyente. Aunque estas piezas pueden no ser del gusto de todos, demuestran que Cale no tiene miedo de arriesgarse y seguir empujando los límites de su música. "Funkball the Brewster" en particular destaca por su estructura compleja y su producción vanguardista, que combina elementos de música electrónica con ritmos tradicionales, creando una experiencia auditiva única.

El cierre del álbum, "There Will Be No River", ofrece una despedida solemne pero esperanzadora. La mezcla de vientos melancólicos y piano crea una atmósfera casi atemporal, encapsulando el espíritu reflexivo y aventurero de Cale. Esta canción, al igual que el resto del álbum, muestra a un artista que, a pesar de su larga carrera, sigue buscando nuevas formas de expresarse y conectarse con su audiencia. La letra, que habla de la inevitabilidad del cambio y la importancia de seguir adelante, es un recordatorio conmovedor de la resiliencia y la capacidad de adaptación de Cale.

POPtical Illusion también destaca por su producción y arreglos. La coproducción de Nita Scott aporta un toque contemporáneo y sofisticado a las composiciones de Cale, ayudando a crear un sonido cohesivo y pulido. Las colaboraciones con otros artistas, aunque menos prominentes que en Mercy, enriquecen el álbum con una variedad de matices y texturas que mantienen el interés del oyente a lo largo de sus 64 minutos de duración.

A pesar de sus muchos aciertos, el álbum no es perfecto. Algunas canciones, aunque bien construidas, suenan un poco largas o monótonas, y la diversidad estilística a veces da la impresión de falta de cohesión. Sin embargo, estos pequeños inconvenientes no disminuyen significativamente el impacto general de POPtical Illusion, que sigue siendo una incorporación valiosa a la discografía de Cale.

POPtical Illusion no alcanza la excelencia de sus mejores trabajos, pero sigue siendo un apéndice valioso para su discografía, mostrando que incluso cumplida su octava década, Cale sigue siendo una fuerza creativa a tener en cuenta. Su capacidad para combinar lo viejo con lo nuevo, para reflexionar sobre el pasado mientras mira hacia el futuro, y para mezclar crítica social con esperanza, hacen de POPtical Illusion un álbum al que vale la pena asomarse.

Inés Aragón
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