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Crítica: Kacey Musgraves - Deeper Well

Deeper Well era uno de los álbumes más esperados del primer trimestre de 2024, no obstante, Kacey Musgraves se ha quedado algo corta.

Íñigo Arista
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21 de marzo de 2024
Kacey Musgraves Deeper Well
Kacey Musgraves
Deeper Well
21 de marzo de 2024
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El último trabajo discográfico de Kacey Musgraves, Deeper Well, se nos presenta como un oasis de introspección y crecimiento personal. Sin embargo, a medida que nos adentramos en sus aguas, descubrimos que la promesa de profundidad es más bien un espejismo, una superficie que refleja la luz sin permitirnos ver lo que verdaderamente se oculta en el fondo. Esta colección de canciones, si bien pulida en su producción, carece de una uniformidad que lastra el espíritu exploratorio y la frescura que esperaríamos de una artista de la talla de Kacey Musgraves.

Kacey Musgraves, conocida por su espíritu hippie y afinidad con figuras icónicas como Willie Nelson, ha trazado un camino distinto en el ámbito de la música country, separándose de los estereotipos para abrazar un sonido y temática que desafían las expectativas tradicionales. Deeper Well no es una excepción, se presenta como un diálogo entre el alma y el cosmos, donde el retorno de Saturno sirve de metáfora para una fase de transición y reflexión profundas en la vida de la artista. Este fenómeno astrológico, que sugiere un período de reevaluación y crecimiento cada 29 años, encuentra su eco en la música de Kacey Musgraves, que utiliza este concepto para explorar las facetas más introspectivas de su ser.

La apertura con "Cardinal" promete un viaje emotivo a través del duelo, la esperanza y el amor cósmico. Sin embargo, este destello inicial de inspiración rápidamente se ve opacado por la sombra de una ejecución demasiado segura y convencional. En lugar de aventurarse por caminos menos transitados, Kacey Musgraves opta por senderos bien pavimentados, donde cada curva y cada cuesta parecen predecibles. La canción, aunque hermosa, no logra despegarse del suelo para alcanzar el vuelo que sugiere su temática astral.

Siguiendo este inicio, el álbum continúa con "Deeper Well", el tema homónimo que busca servir de epicentro emocional y conceptual de la obra. Desafortunadamente, lo que se pretende como una introspección profunda termina siendo más bien una meditación superficial. La canción, aunque adornada con una producción impecable, carece de la complejidad lírica y la audacia musical necesarias para llevar al oyente a un viaje verdaderamente transformador. La sensación es la de estar ante un pozo que, a pesar de su nombre, no invita a sumergirse en las profundidades de la experiencia humana.

"Anime Eyes" se presenta como una anomalía dentro del álbum, un intento de romper la monotonía con un toque de excentricidad. Sin embargo, este esfuerzo por destacar se siente forzado y desconectado del conjunto, más un giro hacia lo grotesco que hacia lo genuinamente innovador. La canción, en su intento de ser audaz, termina por sentirse como un experimento que no encuentra su lugar, una pieza que, aunque intenta desmarcarse, no logra compensar la homogeneidad del resto del álbum.

"Dinner with Friends" y "Lonely Millionaire" son ejemplos de cómo incluso los momentos que buscan ofrecer una pausa reflexiva o un destello de introspección se ven atrapados en la red de lo genérico. "Dinner with Friends", con su intento de evocar la calidez de la compañía y la gratitud, termina siendo un recuento trivial que no trasciende más allá de lo anecdótico. Por su parte, "Lonely Millionaire" explora la soledad en la opulencia, pero lo hace con tal falta de profundidad que el mensaje se diluye en el aire, dejando poco más que la sensación de una oportunidad perdida para profundizar en la complejidad emocional que su título sugiere.

A pesar de sus momentos de belleza indudable y de algunas composiciones que destellan con el talento distintivo de Kacey Musgraves, el álbum como un todo no logra escapar de la sombra de sus predecesores. La audacia y el espíritu aventurero que definieron Golden Hour y otros trabajos anteriores se ven aquí reemplazados por una cautela que, aunque comprensible desde una perspectiva de crecimiento personal, resulta en una experiencia auditiva que a menudo roza lo insípido.

La producción del álbum, que es impoluta, juega un papel en esta sensación de monotonía. Las decisiones sonoras, desde los arreglos acústicos hasta las sutiles capas electrónicas, parecen excesivamente calculadas, privando a las canciones de la espontaneidad y el riesgo que podrían haberles inyectado vida. Este enfoque conservador en la producción refleja y refuerza la falta de variedad y audacia en la composición y la interpretación, resultando en un trabajo que, si bien no desagrada, tampoco emociona ni sorprende.

En última instancia, Deeper Well es un álbum que se queda corto en su promesa de exploración y renovación. Kacey Musgraves, una artista cuya carrera ha estado marcada por la valentía y la innovación, parece haber optado por un camino de menor resistencia, uno que la lleva a recorrer terrenos ya conocidos en lugar de aventurarse más allá del horizonte. Las canciones, a pesar de sus destellos ocasionales de belleza, carecen de la energía y la profundidad necesarias para sostener la atención y provocar la reflexión. En lugar de un pozo profundo de inspiración, nos encontramos ante un estanque en calma, cuyas aguas, aunque claras, no invitan a sumergirse en busca de tesoros ocultos.

Kacey Musgraves navega por estas aguas con cautela ofreciendo un álbum que, aunque pueda no satisfacer a todos los oyentes, marca un capítulo significativo en su evolución artística y personal. La oportunidad de trazar un nuevo curso, de redefinir el sonido y el mensaje de Kacey Musgraves, se vislumbra en el horizonte, esperando ser aprovechada totalmente en futuras exploraciones. Por ahora, Deeper Well queda como un testimonio de lo que pudo haber sido, un recordatorio de que incluso las voces más prometedoras pueden encontrar momentos de estancamiento en su viaje artístico.

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