Crítica: Kamasi Washington - Fearless Movement

Kamasi Washington regresa tras seis años de silencio con Fearless Movement, un álbum que, aunque menos ambicioso en duración que sus predecesores, sigue mostrando su habilidad para fusionar diferentes estilos musicales con el jazz como base. Este nuevo trabajo, con una duración de 86 minutos, se presenta como una exploración rica y diversa del jazz moderno, incorporando elementos de funk, soul, rap y electrónica.

Desde el inicio del álbum, Washington demuestra su habilidad para liderar y crear composiciones complejas y emocionantes. "Lesanu", el primer tema, establece el tono con una combinación de ritmos poderosos, solos de piano y saxofón, y una estructura polifónica que recuerda al estilo de Charles Mingus. Esta pieza inicial, cargada de intensidad y fervor, es solo un preludio de lo que vendrá.

Una de las características más destacadas de Fearless Movement es la inclusión de múltiples colaboradores que aportan diferentes matices a la música. En "Asha the First", por ejemplo, encontramos a Thundercat en el bajo, y a los raperos Taj y Ras Austin, quienes añaden una energía vibrante a la composición. Este tema, inspirado por una melodía creada por la hija de tres años de Washington, se transforma en un vibrante collage de jazz y rap que aborda temas profundos como el futuro y la creatividad.

El álbum también incluye versiones de clásicos, como "Computer Love" de Zapp, reinterpretada con un toque más profundo y solemne. Sin embargo, no todas las reinterpretaciones alcanzan el mismo nivel de éxito. "Get Lit", con George Clinton y D Smoke, intenta capturar la esencia del funk pero a veces se siente forzada en su intento de combinar la diversión con la reflexión.

A lo largo del álbum, se puede notar el esfuerzo de Washington por mantener un equilibrio entre la experimentación y la accesibilidad para el oyente menos avezado. "Dream State", una colaboración con André 3000, destaca por su minimalismo hipnótico y la química entre el saxofón de Washington y la flauta de André. Esta pieza muestra una faceta más tranquila y reflexiva del álbum, contrastando con la energía más elevada de otros temas.

Aunque Fearless Movement es un álbum sólido, presenta algunas áreas donde podría haber brillado más. Uno de los pocos puntos débiles es la falta de protagonismo de algunos de los músicos acompañantes, quienes a menudo quedan eclipsados por la figura de Washington. A pesar de contar con talentosos instrumentistas como Cameron Graves y Ryan Porter, sus momentos de lucimiento son esporádicos y podrían haberse explotado más para añadir variedad y profundidad al álbum.

En términos de producción, Washington ha logrado crear un sonido cohesivo y envolvente. Las capas de instrumentos y las texturas electrónicas están hábilmente integradas, ofreciendo una experiencia auditiva rica y multifacética. "Prologue", el tema final, es una prueba de esto, cerrando el álbum con una composición expansiva que celebra la habilidad técnica y emocional de Washington.

Fearless Movement no es un álbum que revolucione el jazz, pero sí es una obra que destaca por su calidad y la pasión que Kamasi Washington pone en cada nota. Es una exploración audaz y diversa que, aunque no alcanza los picos de innovación de algunos de sus trabajos anteriores, ofrece suficientes momentos de brillantez para ser considerada una adición valiosa a su discografía.

La capacidad de Washington para integrar diferentes géneros y colaboradores en su música demuestra su compromiso con la evolución del jazz y su habilidad para atraer a una audiencia más amplia. Aunque algunos aspectos del álbum podrían haberse pulido más, Fearless Movement demuestra que Kamasi Washington sigue conservando una sólida fuerza creativa, una fuerza que le permite situarse como uno de los mejores creadores del panorama musical actual.