Can We Please Have Fun es un intento de resurgir por parte de Kings of Leon que se queda a medio camino, sin que se sepa a qué quieren sonar.
Can We Please Have Fun de Kings of Leon es el intento de la banda de Nashville por reorientar su sonido y reposicionarse en el mundo del rock. Este noveno álbum muestra a una banda que, a pesar de su veteranía, busca renovarse, pero sin lograr del todo el impacto deseado. En su esencia, Can We Please Have Fun es la expresión del deseo de los Kings of Leon de reconectar con sus raíces mientras intentan experimentar con nuevos sonidos.
El disco abre con "Ballerina Radio", una pieza que combina sintetizadores brillantes y una línea de bajo pulsante, estableciendo un tono melancólico pero vibrante. Sin embargo, a pesar del esfuerzo vocal de Caleb Followill, las letras terminan resultando confusas y poco coherentes, lo que disminuye el impacto emocional de la canción. La producción de Kid Harpoon, conocido por su trabajo con Harry Styles, aporta un brillo pulido al álbum, pero en ocasiones resulta excesiva, eclipsando la crudeza que definió a la banda en sus inicios.
El segundo tema, "Rainbow Ball", intenta explorar terrenos del indie rock con una energía desordenada que, aunque innovadora, no termina de cuajar. La falta de una dirección clara en las letras y la estructura hace que la canción se sienta dispersa. En contraste, "Nowhere to Run" es uno de los puntos fuertes del álbum, con una línea de bajo funk y letras que reflejan un espíritu despreocupado, ofreciendo un respiro en medio de la complejidad lírica del álbum.
"Mustang", el primer sencillo, revive un poco de la antigua energía de la banda, con riffs de guitarra electrizantes y la voz rugiente de Caleb. Es un homenaje a sus días de gloria en el rock sureño, aunque su letra, que mezcla elementos de distopía y nostalgia, no siempre logra resonar de manera efectiva. "Actual Daydream" es una de las canciones más destacadas, donde la banda encuentra un equilibrio entre el post-punk costero y el rock. La canción muestra una vulnerabilidad inusual en el género, con guitarras que evocan un tango melancólico y una producción que evoca cielos pastel de los años 80.
El álbum continúa con "Split Screen", que logra capturar una melancolía cálida a través de su balance de sintetizadores y letras reflexivas. Sin embargo, temas como "Don’t Stop the Bleeding" y "Ease Me On" no alcanzan el mismo nivel, presentando baladas que se sienten planas y carentes de la pasión que la banda ha demostrado en otros momentos. "Nothing to Do" recupera algo de la energía perdida, con un sonido que rememora a sus primeros días de garage rock. Las influencias de bandas como Pixies son evidentes, pero la ejecución de la canción la hace destacar en medio de un mar de temas más mediocres. Por otro lado, "M Television" y "Hesitation Generation" intentan mantener el ritmo, pero no logran el mismo impacto que los temas más fuertes del álbum.
El cierre con "Seen" y "Ease On Me" intenta retomar el carácter íntimo y reflexivo del álbum, pero solo parcialmente lo logra. "Seen" destaca por su estructura y armonías corales, mientras que "Ease On Me" se presenta como una balada country-rock que podría tener un futuro en bodas y momentos nostálgicos, aunque carece de la profundidad necesaria para cerrar el álbum de manera contundente.
Can We Please Have Fun es una mezcla de altibajos, reflejando una banda que busca desesperadamente reinventarse sin perder su esencia. Aunque algunos momentos brillan con la chispa de la creatividad y la nostalgia, muchos otros se sienten como intentos fallidos de recuperar una relevancia perdida. Kings of Leon muestra que aún tienen la habilidad musical, pero necesitan encontrar una dirección más clara y cohesionada para resurgir.