To All Trains cierra de forma inesperada una etapa no ya para Shellac, sino para la música. La banda se ha despedido con un notable álbum.
To All Trains es el sexto y último álbum de Shellac, una banda que ha dejado una marca imborrable en el mundo de la música alternativa. Este disco se lanzó en un contexto trágico: su líder, Steve Albini, falleció de un ataque al corazón diez días antes de su lanzamiento. Aunque es inevitable que este hecho coloree la recepción del álbum, To All Trains se mantiene firme como una obra robusta y característica del estilo que Albini y su banda perfeccionaron durante más de tres décadas.
El álbum, que se extiende a lo largo de 28 minutos y diez pistas, destaca por su brevedad y precisión. Shellac opta por un enfoque más conciso en comparación con sus trabajos anteriores, eliminando las largas exploraciones experimentales que a veces caracterizaban sus álbumes. Desde la primera pista, "WSOD", el disco muestra su actitud directa y sin concesiones, con riffs de guitarra enérgicos y líneas de bajo descendentes que marcan el tono del resto del álbum.
Una de las características más notables de To All Trains es su capacidad para combinar humor mordaz con observaciones líricas punzantes. Temas como "Scabby the Rat" y "How I Wrote How I Wrote ‘Elastic Man’ (cock & bull)" muestran la habilidad de Albini para entrelazar comentarios sociales con una entrega sarcástica y astuta. En "Scabby the Rat", por ejemplo, Albini narra las hazañas de una rata gigante inflable, un símbolo de las huelgas laborales en Chicago, mientras que en "How I Wrote How I Wrote ‘Elastic Man’ (cock & bull)", la banda juega con referencias a la cultura pop y la música alternativa.
La destreza instrumental de Shellac es otro punto fuerte del álbum. Todd Trainer, el batería, ofrece una actuación destacada, llenando cada espacio con solos de batería precisos y artísticos que subrayan la potencia y el dinamismo de las composiciones. En "Days Are Dogs", por ejemplo, su uso del cencerro añade una capa rítmica que realza la estructura minimalista de la canción. El bajo de Bob Weston proporciona una base sólida y versátil, que se adapta tanto a los momentos más melódicos como a los más abrasivos del álbum. En "Scrappers", su línea de bajo recuerda a la energía del rockabilly de los años 50, mientras que en "Tattoos" se muestra más contundente y repetitiva, complementando perfectamente los riffs de guitarra de Albini.
La canción que cierra el álbum, "I Don’t Fear Hell", destaca por su lirismo oscuro y humorístico, una especie de epitafio no intencionado para Albini. La letra, "When this is over, I’ll leap in my grave like the arms of a lover / If there’s a heaven, I hope they’re having fun, ’cause if there’s a hell I’m gonna know everyone", resuena con una ironía y un ingenio que reflejan la visión única de Albini sobre la vida y la muerte.
Aunque To All Trains no fue concebido como un álbum final, su lanzamiento tras la muerte de Albini le confiere un peso y un eco adicionales. La banda, que siempre operó sin el misticismo de las estrellas del rock, aborda este disco con la misma actitud pragmática y sin pretensiones que caracterizó su carrera. A pesar de su brevedad, el álbum captura la esencia de Shellac: una banda que nunca comprometió su integridad artística y que siempre se mantuvo fiel a su visión sonora.
To All Trains es una más digna obra que se suma al legado de Shellac. Con su mezcla de humor mordaz, precisión instrumental y una producción impecable, el álbum sirve como un poderoso recordatorio del particular estilo de la banda. Y aunque la pérdida de Steve Albini es un golpe devastador, este disco es un notable testimonio de su genio y su dedicación a la música.