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Crítica: The Black Crowes - Happiness Bastards

Nadie esperaba a The Black Crowes. La mítica banda de rock 'n' roll ha vuelto 15 años después con un sólido y notable Happiness Bastards.

Isabel Abad
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16 de marzo de 2024
The Black Crowes Happiness Bastards
The Black Crowes
Happiness Bastards
16 de marzo de 2024
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En un giro inesperado que desafía el paso del tiempo y los desencuentros fraternales, The Black Crowes, liderados por los hermanos Chris y Rich Robinson, han emergido de las sombras del pasado para presentarnos Happiness Bastards, un álbum que retoma la esencia cruda y enérgica del rock 'n' roll de antaño, sirviéndonos una mezcla intoxicante de sonidos retro con un pulso moderno que captura la atención desde la primera nota.

La historia detrás de este renacer es tan fascinante como las melodías que compone el álbum. Con una carrera marcada por éxitos fulgurantes y conflictos internos igualmente intensos, los Robinson han navegado por las turbulentas aguas de la fama, el talento y las diferencias personales, solo para encontrarse una vez más en un punto de reencuentro creativo. Tras una década de separación y experimentación en solitario, este reagrupamiento no es meramente un ejercicio de nostalgia, sino una afirmación poderosa de su lugar indiscutible en la narrativa del rock.

Y es que en la siempre cambiante esfera del rock 'n' roll, donde los sonidos evolucionan tan rápidamente como las modas, el regreso de The Black Crowes con Happiness Bastards es un fenómeno digno de atención y análisis. Este álbum no solo representa un renacimiento para la banda liderada por los hermanos Robinson sino que también sirve como un puente entre el rico legado del rock clásico y las sensibilidades modernas, mezclando lo viejo con lo nuevo de maneras que desafían las expectativas y encantan a la audiencia a la vez.

La trayectoria de The Black Crowes ha sido todo menos convencional. Desde su explosivo debut en 1990 con Shake Your Money Maker hasta las marejadas internas y los altibajos creativos, la banda ha navegado por un mar de éxitos y desafíos. Sin embargo, lo que siempre ha permanecido constante es su habilidad para capturar la esencia del rock 'n' roll en su forma más pura y emocionante. Con Happiness Bastards, los Robinson no solo han regresado a sus raíces sino que también han reinventado su sonido de una manera que rinde homenaje a sus influencias mientras empuja los límites de lo que se espera de ellos.

El proceso creativo detrás de Happiness Bastards refleja una madurez y una introspección que solo pueden venir con la experiencia y los años de reflexión. Después de un paréntesis de 15 años desde su último material original, los Robinson han tejido un tapiz sonoro que es tanto un testimonio de su tumultuosa historia como una declaración de su relevancia continua en el panorama musical actual. Este álbum es, en muchos sentidos, una celebración de la resiliencia, la pasión y el indomable espíritu del rock.

Desde el primer acorde de "Bedside Manners" hasta el último eco de "Kindred Friend", Happiness Bastards nos lleva en un viaje a través de paisajes sonoros ricos y variados. Cada canción es una entidad propia, explorando diferentes facetas de la experiencia humana a través de letras introspectivas y composiciones musicalmente sofisticadas. "Rats and Clowns" y "Wanting and Waiting" irradian una energía contagiosa que es imposible ignorar, mientras que "Wilted Rose", con su delicada colaboración con Lainey Wilson, muestra la capacidad de la banda para explorar emociones más profundas y matizadas.

Lo que hace que Happiness Bastards sea especialmente notable es cómo equilibra el reconocimiento de sus raíces musicales con la exploración de nuevos territorios. Los guiños a los gigantes del rock como los Rolling Stones y Bob Dylan son evidentes, pero nunca se sienten como una mera imitación. En cambio, los Crowes utilizan estas influencias como puntos de partida para construir algo que es inequívocamente suyo. Este es un álbum que reconoce su deuda con el pasado mientras se esfuerza audazmente por forjar un futuro propio.

La producción de Jay Joyce añade otra capa de complejidad a este proyecto, infundiendo las pistas con una inmediatez y una claridad que eleva el material sin sacrificar su esencia cruda. La decisión de trabajar con Joyce, conocido por su habilidad para dar a la música orientada al clásico un giro contemporáneo, es testimonio de la voluntad de la banda de evolucionar y adaptarse sin perder de vista lo que los hace únicos.

Sin embargo, Happiness Bastards no está exento de sus desafíos para el oyente. En su esfuerzo por capturar la magia de su pasado y al mismo tiempo empujar hacia adelante, hay momentos en los que el álbum corre el riesgo de sentirse atrapado entre dos mundos. Algunas canciones, aunque impecablemente ejecutadas, sugieren que todavía hay espacio para que los Crowes experimenten más y se desvíen aún más de la fórmula establecida. Este es el dilema que enfrentan muchas bandas con legados ricos y complicados: cómo honrar ese legado sin quedar atrapados por él.

A pesar de estos desafíos, Happiness Bastards es una adición impresionante al catálogo de The Black Crowes, ofreciendo suficientes momentos de brillantez musical y lírica para satisfacer tanto a los fanáticos de toda la vida como a los recién llegados. Este álbum demuestra que, incluso después de décadas en el negocio, los Crowes tienen mucho que decir y una habilidad única para decirlo de manera que es tanto relevante como resonante.

La pregunta que queda ahora es hacia dónde irán desde aquí. Happiness Bastards parece el comienzo de un nuevo capítulo para The Black Crowes, uno en el que han encontrado una nueva armonía tanto musical como personalmente. Si pueden continuar construyendo sobre la base sólida que han establecido aquí, el futuro promete ser tan emocionante y lleno de posibilidades como sus mejores momentos pasados.

Happiness Bastards es una música que, en sus mejores momentos, no solo suena sino que se siente viva, vibrando con la energía, la emoción y el desafío humano. The Black Crowes, a través de sus altibajos, siempre han entendido esto. Con este último álbum, nos invitan una vez más a compartir esa comprensión, ofreciendo una colección de canciones que no solo entretienen sino que también inspiran, desafían y, en última instancia, unen fraternalmente. Happiness Bastards no es solo un regreso es una afirmación de que, para los verdaderamente grandes, el rock 'n' roll nunca se fue.

Inés Aragón
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