L.A. Times es una incorporación a la discografía que de Travis que no va a cambiar mucho, pero que nos recuerda que la banda sigue ahí.
Cuando se escucha L.A. Times, el décimo álbum de Travis, es inevitable notar una mezcla de emociones que parece brotar desde las profundidades del alma de Fran Healy. Esta colección de canciones, que Healy describe como la más personal desde The Man Who de 1999, refleja una madurez y una introspección que sólo los años pueden otorgar. Pero, ¿acaso esta introspección se traduce en un disco memorable o simplemente en un esfuerzo fallido por revivir la magia del pasado?
Desde el primer acorde de "Bus", el álbum abre una ventana a los días soleados y melancólicos de Los Ángeles, un contraste palpable con la lluvia constante de Glasgow que una vez inspiró a la banda. Es un inicio prometedor, con un riff de guitarra que evoca tanto a la costa oeste de los años 60 como a los recuerdos nostálgicos de la juventud de Healy. Sin embargo, uno no puede evitar preguntarse si este viaje a través de diversos paisajes sonoros logra mantener su rumbo o si se pierde en el camino.
Este viernes, mientras escuchaba el disco para preparar la reseña pensé: «la magia de 'Bus' radica en su capacidad para mezclar lo viejo y lo nuevo». Pero esto me llevó a una segunda reflexión «¿es suficiente para sostener todo un álbum?» La respuesta, lamentablemente, no puede ser del todo afirmativa.
El siguiente tema, "Raze The Bar", con la participación de Chris Martin de Coldplay y Brandon Flowers de The Killers, busca capturar una energía similar a los himnos de estadio que ambos artistas suelen dominar. Sin embargo, aunque la colaboración promete mucho en teoría, la ejecución resulta un poco falta de chispa, dejándonos con un coro que, aunque pegajoso, no logra alzar vuelo.
El corazón del álbum, sin embargo, se encuentra en canciones como "Live It All Again" y "Gaslight". La primera, una balada acústica que refleja el dolor y la aceptación de Healy tras la ruptura de su matrimonio, es un ejemplo perfecto de la capacidad de la banda para transmitir emociones crudas a través de melodías sencillas. «Si pudiera volver el tiempo atrás, lo viviría todo de nuevo», canta Healy, y uno no puede evitar sentir una punzada de empatía.
"Gaslight", por otro lado, brilla con una energía que recuerda a los mejores momentos de Travis. Con un ritmo animado y un piano que parece sacado de un pub inglés, es una de esas canciones que te invita a volver a escucharla una y otra vez. Sin embargo, en conjunto, el álbum lucha por mantener este nivel de brillantez.
Canciones como "Alive" y "I Hope That You Spontaneously Combust" muestran un Travis intentando explorar nuevos terrenos, pero a veces con resultados mixtos. "Alive", dedicada al fallecido director de videos Ringan Ledge, intenta ser un himno de supervivencia y celebración de la vida, pero se siente un poco forzada, como si Healy intentara capturar la grandeza de "I Will Survive" sin lograrlo del todo.
En "Naked In New York City", una balada que comenzó a escribir hace 25 años, Healy logra capturar un momento de vulnerabilidad y belleza. Sin embargo, es en la canción que da título al álbum, "L.A. Times", donde Healy realmente se arriesga, adoptando un estilo más cercano al spoken word y pintando un cuadro sombrío de las disparidades sociales en Los Ángeles. Es una pieza que destaca por su audacia, aunque podría no resonar con todos los oyentes.
Travis ha demostrado a lo largo de los años su capacidad para reinventarse sin perder su esencia. L.A. Times es una prueba de esta habilidad, aunque con altibajos. Mientras que algunas canciones brillan con la familiaridad y el encanto que hemos llegado a esperar de ellos, otras se sienten como intentos fallidos de capturar una nueva dirección.
Así que, ¿es L.A. Times un regreso triunfal o un paso en falso? Quizás un poco de ambos. Hay momentos de brillantez que recuerdan por qué Travis ha sido una banda querida durante décadas, pero también hay momentos que sugieren que, tal vez, están luchando por encontrar su lugar en el panorama musical actual. Sin embargo, como un buen vino, Travis parece mejorar con la edad, y L.A. Times es, al menos, una prueba de su evolución continua.
L.A. Times no es un disco que cambiará el mundo, pero sí ofrece una introspección honesta y, a veces, conmovedora de una banda que aún tiene mucho que decir. Y aunque no todas las canciones sean memorables, aquellas que lo son, nos recuerdan por qué seguimos esperando con atención los estrenos de Travis treinta años después.
