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Crítica: Willow - Empathogen

Empathogen es uno de esos discos a los que vale la pena asomarse. Willow ha facturado un buen álbum que, sin embargo, carece de profundidad.

Isabel Abad
/
12 de julio de 2024
Willow Empathogen

Cuando se trata de hablar sobre el último álbum de Willow, Empathogen, se puede decir que este trabajo ha generado opiniones encontradas y matices diversos que merecen una atención detallada. En primer lugar, hay que reconocer la audacia de Willow al intentar fusionar múltiples géneros y estilos en un solo álbum. Desde jazz hasta funk, pasando por elementos de rock y R&B, la artista se aventura en terrenos musicales variados, ofreciendo una experiencia auditiva que oscila entre lo experimental y lo accesible.

Empathogen abre con "home", una colaboración vibrante con Jon Batiste que mezcla la prominencia percusiva del jazz con toques de música africana. La pista es una celebración de las raíces culturales de Willow y marca un comienzo dinámico para el álbum. Sin embargo, este inicio prometedor también deja a los oyentes con una sensación de incertidumbre sobre lo que vendrá a continuación, creando una expectativa que, lamentablemente, no siempre se cumple a lo largo del disco.

En cuanto a la producción, es indudable que Willow ha alcanzado un nivel de refinamiento en su sonido. Las canciones están bien arregladas, con texturas ricas y una instrumentación que salta entre la fusión de pop progresivo y estallidos potentes de jazz libre. No obstante, aunque la música es atractiva, las letras a menudo carecen de la profundidad necesaria para sostener la complejidad musical. Frases como «Acceptance is the key, acceptance gives me wings» pueden parecer genéricas y restan profundidad al impacto de una propuesta que, de otra manera, sería mucho más convincente.

Un punto fuerte del álbum es la capacidad vocal de Willow, que se despliega en una amplia gama de técnicas, desde el belting poderoso hasta el yodeling. En "ancient girl", por ejemplo, utiliza estas habilidades de manera intrigante, aunque a veces la monotonía vocal puede restarle dinamismo a la canción. En "false self", logra crear una atmósfera funky y bailable, aunque las letras sobre la lucha interna con la autoestima y el crecimiento personal son, en ocasiones, demasiado directas y podrían beneficiarse de un enfoque más sutil.

El sencillo "symptom of life" destaca por su exploración del dolor y la ansiedad, con riffs de guitarra y bajos que acompañan una lírica poética pero a veces superficial. "Run!" es otro punto álgido del álbum, con una línea de bajo cálida y una guitarra eléctrica que aportan una energía vibrante, aunque la canción lucha por mantener la coherencia en su estructura.

En cuanto a las colaboraciones, la participación de St. Vincent en "pain for fun" aporta un matiz interesante, aunque a veces se siente como un intento de emular más que de integrar las influencias. En "between i and she", Willow trata de encontrar un equilibrio entre la primera y la tercera persona, reflejando una lucha por la identidad que, si bien es relevante, no siempre se desarrolla de manera efectiva.

Una de las críticas más comunes es que, aunque Empathogen tiene momentos de brillantez, carece de una cohesión sólida que haga que el álbum sea memorable en su totalidad. Los temas de aceptación y autoexploración son recurrentes, pero acaban resultando repetitivos restándole la profundidad que se esperaría de una artista de su calibre.

Recuerdo una vez, mientras escuchaba "false self", que me sorprendí tarareando la melodía horas después, solo para darme cuenta de que, a pesar de haberse quedado grabada, no podía recordar ninguna línea de la letra. Esto, para mí, encapsula la experiencia de Empathogen: musicalmente es un álbum cautivador pero sus letras pasan sin pena ni gloria.

Finalmente, si bien Willow demuestra una evolución en su sonido y una ambición artística digna de elogio, Empathogen está lejos de poder ser considerada una obra maestra. Es un álbum que tiene momentos de belleza y creatividad, pero también presenta carencias que impiden que sea un trabajo redondo. Es una montaña rusa emocional y sonora que, aunque vale la pena explorar, puede dejar a algunos oyentes con una sensación de querer más. En definitiva, Empathogen es un disco que refleja tanto los aciertos como las áreas de mejora de una artista en plena búsqueda de su identidad musical.

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